domingo, 30 de septiembre de 2007

Micah P. Hinson y Manta Ray

Empieza la temporada de conciertos de otoño, con Micah P. Hinson y Manta Ray en la sala Heineken.

Manta Ray
Grupo asturiano con una larga trayectoria, que yo -reconozco mi incultura- desconocía totalmente.

Algunas canciones recuerdan a la etapa del Pornography y Seventeen Seconds de The Cure: temas largos con pocos acordes, predominio del bajo envuelto en el sonido de un órgano atmosférico. Muy chulo.

Es un grupo bastante cañero, con un guitarra que le gusta hacer sufrir a su pobre instrumento, experimentación con órganos y cajas de ritmos y poca importancia de la voz.
Como en tantas otras ocasiones, he descubierto en un concierto a otro grupo al que tendré que hacer un seguimiento de cerca.

Micah P. Hinson
Hay que reconocerlo, este tejano, con pinta de empollón doctorándose en físicas y orejas que convierten a las del príncipe Charles en un estudio en minimalismo, es un grandísimo músico.
Su vozarrón cazayero y su guitarra de doce cuerdas le avalan.
Personaje curioso el Micah: llevaba una guitarra con una foto de "this is my family" donde aparecía él (con exactamente la misma indumentaria que llevaba en el concierto), su novia y sus dos chihuahuas. Entre canción y canción, soltaba la guitarra y nos contaba una parrafada sobre sus adiciones, sobre el robo de guitarras que le hicieron antes de salir de gira que le obligaba a tocar con esta "motherfucker" que tenía que afinar continuamente, o sobre como MySpace y Youtube están acabando con los cerebros de una generación. Que crack.

Toca una especie de country-rock-independiente bastante agradable aunque algo irregular, centrado en su poderío vocal y su virtuosismo a la guitarra. Como el propio Micah reconocía en una de sus peroratadas "lo siento, soy pobre, así que no me he traído a una banda", se acompañaba únicamente de un batería -el pobre parecía Silent Bob de lo poco que intervino-, y es una pena. Creo con los 20 Euros de la entrada da para que se hubiera traído a uno cuantos músicos más.

El concierto tuvo sus altibajos, por el estilo de música bastante parado y la carencia de instrumentos, pero aún así mereció totalmente la pena. Siempre es bueno variar un poco y abrirse a otras influencias musicales.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Reuniones Cambio Climático

Esta semana se han producido dos reuniones internacionales de alto nivel para luchar contra el cambio climático.

El lunes tuvo lugar una cumbre en la ONU, a la que asistieron numerosos jefes de estado y de gobierno (entre ellos ZP). El objetivo era buscar un acuerdo que sustituya al polémico protocolo de Kyoto. Lo más llamativo (pero previsible) fue la ausencia de nuestro querido George W. Bush. El tenía prevista una nueva cumbre, más íntima y personal para el viernes.

Las conclusiones de la cumbre de la ONU fueron las previsibles: buenas palabras, alarmismo por parte de los europeos, y compromiso por parte de nadie. El toque "cómico" lo puso Zapatero, prometiendo Zapatero una dotación "extraordinaria" de tres míseros millones de euros para el desarrollo de la "Estrategia global de la salud y el cambio climático" a través de la OMS. Para hacer tan parcas promesas no hace falta ir a la ONU.

En la segunda reunión, a la que acudieron representantes de los 16 países que más contaminan del mundo (pero ningún pez gordo), George dejó clara sus intenciones cuando dijo que debemos luchar contra el calentamiento global "...de una manera que no debilite el crecimiento económico o impida a los países transmitir más prosperidad a su gente”. Filosóficamente estoy de acuerdo, pero en la práctica es inviable tomar medidas que surtan efecto sin hacer sacrificios de ningún tipo. No sólo eso, los países ricos tienen la obligación moral de dar ejemplo y de, ante la duda, aplicar el "mejor pasarse que quedarse corto".

En cualquier caso yo no considero que, esta vez, Bush se haya equivocado convocando una reunión sobre cambio climático por iniciativa propia en la misma semana que ha tenido lugar la cumbre de la ONU. Por un lado, y que nadie se engañe, Bush no va a aprobar nunca medidas que afecten al crecimiento económico: impuestos al carbono, cuotas de CO2, etc. Por otro, y dado lo avanzado de la precampaña electoral en Estados Unidos, está claro que es mejor que no se produzca ningún compromiso por parte de un presidente débil y esperar a que el futuro presidente (o presidenta), que con suerte será demócrata, pueda promover un plan más realista y efectivo. Entre tanto, por lo menos se le sigue dando publicidad al problema.

Próxima cita: reunión del IPCC en Valencia, en noviembre.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Ciencia Ficción y Fantasía

"sf could happen, fantasy couldn´t"
The Encyclopedia of Science Fiction

¿Qué es realmente la ciencia ficción? ¿En qué se diferencia de la fantasía, y qué tiene en común? Aquí voy a contestar a estas preguntas, aclarando (espero) las diferencias que hay entre estos dos géneros, y el por qué prefiero uno al otro.
Disclaimer
Esta es una entrada larga. Si no te interesa la ciencia ficción y la fantasía, o consideras que estos géneros literarios no son dignos de tu atención, no sigas leyendo.

La definición de ciencia ficción (cf) que más me gusta es la del gran maestro Robert A. Heinlein: "es una especulación realista sobre posibles eventos, basada fundamentalmente en un adecuado conocimiento del mundo real, y en un profundo entendimiento de la naturaleza y trascendencia del método científico". El problema de esta definición es que no incluye un subgénero, la ciencia ficción social, que en mi opinión es uno de los más atractivos (¿qué sería de la ciencia ficción sin 1984 o Fahrenheit 451?). Por ello, nos quedamos con otra definición, la de Basil Devenport: "ciencia ficción es ficción basado sobre un desarrollo imaginario de la ciencia, o sobre una extrapolación de una tendencia en la sociedad". Se parte de un entorno conocido, y se hace una estimación sobre como evolucionará ante cambios en el entorno social o tecnológico.

Aunque en algunos círculos snobs la cf sea considerada como un género menor, como literatura barata y juvenil, nada más lejos de la realidad. Cierto, hay muchas novelas de cf de tercera fila, al igual que las hay en todos los géneros. Pero las verdaderas obras maestras de la cf (Crónicas Marcianas, El Fin de la Eternidad, Snow Crash...) pueden competir con cualquier novela contemporánea sin despeinarse.

La Fantasía es algo diferente. Aquí no existen las restricciones de la cf, y aunque existen ciertas reglas por las que el mundo fantástico debe regirse, dichas reglas no coinciden con las leyes de la naturaleza. Según la wikipedia "la fantasía es un género que usa la magia y otros elementos sobrenaturales como elemento fundamental de la trama, el tema y/o el entorno".

En cualquier caso, lo que está claro es que hay un gran solapamiento entre los dos géneros, y en muchos casos difícil categorizar a un libro en uno u otro campo. Tanto la cf como la fantasía se engloban dentro de la ficción especulativa (junto con las novelas de Terror, etc), que se desarrollan en mundos diferentes del nuestro en algún elemento fundamental.

Todo esto se entiende mucho más fácilmente en el siguiente diagrama:
Como podéis ver, cf y fantasía se solapan, dejando un espacio en el que cabrían obras como el recientemente comentado Olympos, o las famosas trilogías de Star Wars: un entorno racional extrapolable al universo conocido y las leyes naturales, salvo por la presencia de la "fuerza" que lo domina todo.

Este diagrama no es estático, ya que al ir avanzando nuestro conocimiento de la naturaleza, obras catalogadas como fantasía pueden pasar a considerarse cf, y vice versa.

La "plausibilidad" de las historias de cf en contraposición con las de fantasía es lo que las hace mucho más atractivas a mis ojos. Aunque un historia bien narrada en un universo fantástico puede tener su encanto -¿a quién no le gusta el Señor de los Anillos?- la cf ofrece la ventaja adicional de la credibilidad, de permitirnos identificarnos aún más con el protagonista, de poder explorar sin demasiadas restricciones como reaccionaría la sociedad ante los vertiginosos cambios en el entorno científico y tecnológico, y de especular sobre que rumbo podrían seguir dichos cambios.

Como dice Álex de la Iglesia:

"el lector debe aceptar al autor de ciencia ficción como un dios y éste, a su vez, debe convencerle de que verdaderamente existe el mundo que ha creado"

sábado, 22 de septiembre de 2007

Cumpleaños

Hoy cumplo 36 años (has leído bien, treintaiséis).
Y para celebrar que llego a tan magna edad en plenitud física y en la cima de mi sexapil (aunque puede que un poco tokado mentalmente), te invito a una cañita -no a una clara, no a una cocacola light; a una cañita- la próxima vez que nos veamos y las circunstancias lo permitan.

Sólo hay una condición: que me pongas un comentario felicitándome.
El primer comentario puntúa doble.

NOTA: si lees esto después del evento, no te preocupes. Pon un comentario simpático, y la cañita es tuya.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Collapse: How Societies Choose to Fail or Succeed

La sociedad polinesia que habitaba la Isla de Pascua desapareció como tal a finales del siglo XVII. Y lo hizo fundamentalmente porque talaron todos los árboles de la isla, y dejaron de tener a su alcance los medios necesarios para mantener su civilización. ¿Es eso lo que nos espera a los habitantes de la Tierra en el siglo XXI, si usamos lo recursos del planeta a un ritmo insostenible? ¿Es el colapso de la isla de Pascua una metáfora válida sobre el futuro de los habitantes del planeta Tierra?

En su anterior obra maestra Guns, Germs and Steel, Jared Diamond explicaba por qué los países que componen la civilización occidental llegaron a dominar el mundo política, cultural y económicamente; Collapse en cambio pretende explicar por qué algunas sociedades se vinieron abajo cuando aparentemente tenían todos los requisitos para tener éxito, enfatizando las causas medioambientales. Diamond analiza ejemplos de estas civilizaciones (los Maya, los Anasazi, los Vikingos de Groenlandia, etc), así como de sociedades actuales que se han visto al borde del abismo (Ruanda, Haití, etc), intentando encontrar pautas comunes que expliquen estos colapsos.

Se trata de un libro amplio y multidisciplinal donde ecología, arqueología, sociología, economía, historia y política se entremezclan con facilidad. Y si bien Diamond se mueve por estos campos con maestría, en algunos momentos llega a ser demasiado detallado. Aunque sea curioso ver como se utilizan excrementos fosilizados de ratas para saber la vegetación dominante en una zona cientos o miles de años atrás, no deja de ser información auxiliar y prescindible, alejada del argumento central del libro.

La organización del libro tampoco me convence, profundizándose demasiado en algunos temas como las metodologías de estudio, o la forma de vida en el estado Montana, y tocando otros de refilón, como la apasionante historia de los Mayas. También hay capítulos (como el de la vida en Los Ángeles) que, si bien interesantes de por sí, no ayudan a contestar las preguntas propuestas por Diamond.

El tono del libro, como no podía ser de otro modo, es pesimista. Un ejemplo: de media, los ciudadanos del primer mundo consumimos 32 veces más recursos que los ciudadanos del tercer mundo (solo basta ver la foto del planeta por la noche). Pero estos últimos aspiran (con razón) a tener un nivel de vida comparable al nuestro. ¿Puede el planeta permitírselo? ¿Podrán los colapsos que han tenido lugar servirnos como ejemplo para evitar nuestro propio declive? Diamond cree que la solución pasa no tanto por confiar en el progreso científico y el aprender de nuestros errores, sino más bien por modificar nuestros procesos de toma de decisiones colectivas, incorporando un horizonte temporal a largo plazo en el mismo. El tiempo lo dirá, pero yo desde luego tengo mucha más fe en nuestros científicos que en nuestros políticos.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Despertar

La luz me despierta. Entumecido, me pregunto: ¿Qué día es? ¿Dónde estoy?

Instintivamente alargo el brazo hacia la mesita de noche, en busca de las gafas. Tanteo, tanteo y no están. Mi mano se topa con el despertador, que agarro y acerco a 10 centímetros de mi nariz para poder ver la hora.

Abro los ojos.

Entonces recuerdo: el aséptico olor a betadine y alcohol, los fantasmagóricos juegos de luces y colores, los uniformes verdes, el pip pip pip del monitor del pulso...

Alejo el despertador y veo la hora. Miro hacia la ventana y puedo discernir uno a uno los agujeros de la persiana a través de los que pasa la luz del sol. Aprecio los pliegos de las cortinas, y las texturas de las paredes y el armario.

Ha empezado un nuevo día.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Curiosidades parisinas

París, París, la ciudad de la luz. Que bonito. Pero no todo es como viene en las guías de viajes o en las películas. Aquí van algunas cosillas curiosas de la capital de Francia:
  • El rugby-playa. Pues sí, este original campo de rugby estaba montado en el mismo centro de París. Supongo que será por aquello del mundial de Rugby; mola

  • La Happy Hour (pronunciado aapi auer). En muchos otros sitios hay Happy Hour, pero aquí está muy extendida, y es sin duda la mejor forma de tomarse unas birrillas a precios medio razonables.

  • El trato a los inmigrantes: vale, entiendo que el número de extranjeros puede ser demasiado alto, y que se estén perdiendo las costumbres de los galos, pero hombre, llegar hasta el punto de hacer esto:


Parece excesivo, ¿no? :->
  • La "playa" de Paris. Pobrecillos, con ese clima que tienen, no me extraña que añoren la playa, y supongo que los 3 o 4 días al año que haya un sol decente, el precio de las tumbonas estará por las nubes...

  • Las papeleras al aire libre. Por lo visto es por el terrorismo, pero no deja de chocar que una ciudad tan obsesionada con la imagen y la estética enseñe su basura como si nada.
  • Las bicicletas. Me quito el sombrero, ante una ciudad en la que con ese clima y ese volumen de coches, no sólo es difícil encontrar una calle sin carril bici adyacente, sino que además tiene un sistema de alquiler de bicicletas muy extendido y utilizado.


  • Y como no podía ser de otro modo, dejo lo mejor para el final: las terrazas "cine". La inmensa mayoría de las terrazas están orientadas con todas las sillas hacia la calle, para ver a la gente pasar y comentar la jugada. Estoy de acuerdo en que merece la pena mirar a las parisinas pasear sus modelitos, pero sorprende este predominio del cotilleo en una ciudad tan cosmopolita como París.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Sueños de infanticidio

Llegué a mi asiento, saqué mi lectura y me senté, preparado para un apacible viaje después del ajetreado fin de semana en la playa. El plan era leer un ratillo, y dormir el resto del viaje para reponer fuerzas antes de empezar la semana.

Entonces la vi.

Se sentaba enfrente mía, muy guapa, con su pelito rubio y cara angelical. Debía tener unos cuatro años, e iba acompañada de su madre.

-"Mamá, mamá, queda mucho?"
-"Pero hija, ¡si todavía no hemos salido!"

Es sorprendente como unos pulmones tan pequeños son capaces de generar un ruido tan infernal. Viendo lo que se avecinaba, preparé el iPod con The Gossip para contrarrestar, e intenté centrarme en la lectura. Iluso.

Anunciaron la película del día: Noche en el Museo. "Estupendo", pensé, "a ver si se relaja viendo la peli" . Al rato comprendí que los niños pasan por una etapa en la que aprenden el vocabulario básico, y claro, quieren practicar:

"¡Un cameello!"

"¡Mami, mami, un rinoceronte!"

Abandoné el libro y cerré los ojos, resignado. Daba vueltas en mi cabeza a posibles formas dolorosas de matar a una niña con un mínimo de ruido. "Unm, no tengo acceso a un tanque de agua, ni tampoco esparadr"

-"¿Faalta muucho?", dijo la criatura interrumpiendo mi hilo de pensamiento,
-"Cuando acabe la película llegamos a Madrid"

Respiré hondo, e intenté relajarme pensando en soluciones prácticas al problema. "Vamos a ser constructivos" me dije. Me vino a la mente un artículo que había leído hace unos años en The Economist, donde proponían delimitar zonas libres de niños en los aviones.

"maami, la peli se ha acabado, ¿Estamos en Madrid?"

La solución sería perfecta: hacer la clase "Niñato" (por supuesto, la más cara) y habilitar un vagón especial, insonorizado y lo más aislado posible donde los niños (con sus desafortunados padres, claro) estarían obligados a viajar.

Con la solución en mente, y con los Gossip a todo volumen, consigo relajarme y dormitar un poco. Por fin...

"Bienvenidos a Madrid-Puerta de Atocha. No olviden recoger sus efectos personales..."